Irradiando buen humor y felicidad rebosante, me dispongo a contaros una historia que paso hace ya un par de meses.
El escenario es el siguiente, después de una una glorieta realmente pequeña, unos 4 metros de diametro que tendrá, tenemos una recta de mas o menos 800 metros, de los cuales los 50 primeros es una ligera bajada y el resto subida. Bien, pues un día, estaba tomando algo en el bar y le dije:
- Qué, para cuando esa picada que tenemos pendiente.
- Vamos hombre, no te voy a dejar oliendome el humo delante de toda esta gente.-respondió él.
- Bueno, no es más que un pique, seguro que no me voy a morir de la verüenza, cosas peores se vieron.
Dicho y hecho, nos dirigimos a la glorieta, a todo esto, eran las 3 de la mañana. nos paramos justo antes de entrar, y decidimos cómo haríamos. El iría delante, habría que hacer el cambio de sentido de la marcha en la glorieta arrancando desde un par de metros antes. Le cedo el paso, y nervioso, sin saber porque, quizás por las ruedas traseras de plástico que tenía, le sigo. Veo que la temperatura no está aún al punto, pero no me importa, ya habrá que cambiar culata más tarde, ahora lo único que importa es meter primera y arrancar. Piso un poco, sin hacer patinar las ruedas de alante, y me voy de caza. Al entrar en la glorieta él sale disparado, tracciona perfecto, y me saca unos 7 u 8 metros. Empiezo a acelerar en primera aún con el volante algo girado y patinan un poco las ruedas. El ruido aumenta, 40, de repente 60, tocando corte y cambio a segunda, parece que le voy recortando, piso el acelerador a fondo como si fuera a acelerar más cuanto más fuerte pisara, empieza la cuesta ariba y sé que estoy perdido porque mi motor tiene poco par. Sigo apretando 2ª, y empieza la subida. 80, 100, 110 casi tocando corte, aprieto algo más hasta 120, y cambio a 3ª, la distancia apenas se ha reducido y estamos en medio de la subida. Le grito al coche que puede hacerlo, que no se rompa, que le quiero mucho... y de repente, le voy cogiendo el culo.
no meto 4ª porque con semejante subida seguro que bajaba algo la velocidad en el cambio. Sigo duro con la tercera a 140, y me paso al otro carril. El civic sigue subiendo, 145, le paso limpiamente y veo sus luces en el retrovisor antes de dar la curva del final de la subida, para seguir acelerando a fondo en la recta de bajada, aunque ya sabía que el reto estaba ganado. Ebrio de felicidad, sigo conduciendo un par de km, luego me doy la vuelta y me acerco hasta el bar de nuevo. My best friend reconoce que mi coche anda bien, y que va a quemar su precioso gtc jajaj, por supuesto a las cañas invitó él, un saludacooo!!