Parecia imposible pero no... Mas y mejor! Por autopista a 40km/h!!
La madre que los pario...
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Cuando algunos conductores aún no han digerido el límite de 80 kilómetros por hora en los accesos a la ciudad de Barcelona, la Conselleria d'Interior anunció ayer lo que muchos de ellos entenderán --erróneamente, según la Administración catalana-- como una nueva vuelta de tuerca sobre su acogotada paciencia. El próximo 15 de enero se pondrá en servicio un nuevo sistema de gestión del tráfico en las carreteras barcelonesas, pionero en España pero de larga raigambre en otros países europeos: la velocidad variable. Sobre la base estable del límite de los 80 kilómetros por hora, el Servei Català de Trànsit (SCT) modulará la velocidad a la que se puede circular -- a 70, 60, 50 o 40 kilómetros por hora-- en la C-31 (autovía de Castelldefels) y la C-32 (autopista de los túneles del Garraf). Habrá dos claves que delimitarán la velocidad, la congestión de las vías y la contaminación, con prioridad para lo primero.
Hace justo un año, Interior y el SCT llevaron a cabo la limitación de las vías a 80 kilómetros por hora. Una medida que obedecía a un plan del Govern --concebido en la Conselleria de Medi Ambient-- formado por 73 puntos para mejorar la calidad del aire en el área metropolitana. Ya entonces se anunció una segunda parte de ese proyecto basado en la velocidad variable.
El calendario se ha cumplido. Pero con matices. Lo que en el 2007 era la razón de ser --la contaminación-- es hoy el tercer motivo para emprender esta iniciativa. La primera es evitar en lo posible la congestión en los accesos de Barcelona. La segunda, mejorar la seguridad viaria, a la luz de los buenos resultados obtenidos por la aplicación del plan a 80 km/h. El conseller de Interior, Joan Saura, negó ayer que se haya cambiado el discurso: "La congestión, la seguridad vial y la contaminación van íntimamente ligadas" y no hay, por tanto, contradicción.
Lo cierto es que la velocidad que marcarán los nuevos paneles que se instalarán en ambas vías --más o menos en cada kilómetro-- vendrá regulada por una aplicación informática que tendrá dos posiciones. El llamado algoritmo de congestión y el de contaminación. El primero se aplicará en las horas punta, cuando se concentra la mayor parte de la circulación en un corto periodo de tiempo. El segundo, en el resto del día.
Se colocarán 175 señales luminosos en las vías, más varias estaciones de toma de datos, aproximadamente cada 500 metros. La información que recopilarán estas estaciones, junto con los equipos de lectura de matrícula --que servirán para calcular lo que tarda un vehículo en recorrer dos puntos--, se introducirá en el software que determinará a qué velocidad se debe ir en cada tramo de los 19,4 kilómetros de la C-31 y los 14 de la C-32 afectados.
Los cambios de velocidad, que se visualizarán con el parpadeo del nuevo límite --si es inferior al anterior--, se realizarán en tramos de 10 kilómetros por hora. El SCT garantiza que este parpadeo durará lo suficiente --unos 10 segundos-- para que aquel conductor que pase por debajo de un pórtico justo cuando se cambie la velocidad pueda percibir que hay un nuevo límite y no sea cazado por circular con exceso de velocidad.
REDUCCIÓN DE ARRANCADAS
Con los límites variables se prevé reducir entre el 20% y el 25% las paradas y arrancadas de los vehículos, consiguiendo una homogeneización de la circulación. Además, según prevé el SCT, disminuirá entre el 15% y el 20% el tiempo de recorrido de los vehículos, y con ello también las congestiones. La mejora de la fluidez del tráfico y la reducción de la velocidad incidirá positivamente en las cifras de siniestralidad.
Trànsit ha previsto un periodo de gracia de dos meses durante los cuales no se sancionará a los conductores que no respeten los límites variables. A partir del 15 de marzo, las multas llegarán a los domicilios. Y con toda su dureza. Tal y como ejemplificó ayer Xavier Pérez Moya, director del SCT, si un conductor circula a 80 kilómetros por hora en un tramo en el que los paneles limitan la velocidad a 40 (es decir, que se está cercano a la congestión) será multado por duplicar el límite de la vía o como sentenció Pérez Moya, por ser "un temerario". No se colocarán más radares de los que ya hay instalados. Estos, obviamente, estarán conectados al sistema informático para que tengan en cuenta en todo momento el límite que rige.
EXPANSIÓN DE LA INICIATIVA
Las vías rápidas del sur de Barcelona son solo las primeras en disfrutar de esta nueva gestión del tráfico. Tras el verano del año que viene, le tocará el turno a la B-23, entre Molins de Rei y la avenida Diagonal y, en el 2010, a las vías del norte de la conurbación barcelonesa, es decir, la C-58 y la C-31.
En el caso de la C-58, las obras de construcción del carril VAO --segregado y para vehículos con más de un viajero-- supondrán un pequeño contratiempo para la instalación de las señales. Contratiempo que, según Saura, será muy bienvenido, por lo que supone de impulso a la racionalización del vehículo privado.