Acababan de volver del cine y la atracó en el mismísimo zaguán.
- Carmenciña, mi vida, por favor. Falta sólo una semana para nuestra boda. Déjame que te la meta.
- Serénate, Manolo. Y aguanta un poco más cariño.
- Que no puedo mujer. Que la primavera la sangre altera...Y tú tienes esos pechos...Y ese culo...
- Cálmate, Manolo. En solo una semana más...
- Es que no encuentro ninguna razón para no metertela ahora mismo.
- Pues yo puedo decirte al menos tres razones.
- A ver...
- La primera: es una lástima que después de cinco años de noviazgo puro, límpio y casto, lo arruinemos todo cuando apenas falta una semana para la boda.
- ¿La segunda razón?
- Imagínate el escándalo que se armaría si alguien encendiese la luz del zaguán y nos encontrase aquí, así.
- ¿ Y la tercera?
- Y la tercera es que cada vez que follo de pie y contra la pared, ¡me entra un dolor de riñones que me doblo!



