
A la venta RX8 TODO TERRENO
Comenzado por
Takahashi
, 08 julio 2005 20:15:41
9 respuestas en este tema
#1
Escrito 08 julio 2005 - 20:15:41
#2
Escrito 08 julio 2005 - 20:23:38

#3
Escrito 08 julio 2005 - 20:33:56
Pues a q no sabeis lo q acabo d ver cuando subia a casa??
Un RX8 con bola arrastrando una caravana!!
Un RX8 con bola arrastrando una caravana!!



#4
Escrito 08 julio 2005 - 20:36:38
Cilindrada (cc) 1300 cm³



#8
Escrito 08 julio 2005 - 21:52:32
haber Guille
ficha tecnica del RX8
Situación Delantero
Cilindrada (cm3) 1.308
Alimentación Gasolina: Sin Plomo 95 octanos. Inyección: Multipunto. Control de inyección: Electrónico. Intercooler: NO.
Potencia máxima (CV/rpm) 231 / 8.200
Par máximo (mkg/rpm) 21,53 / 5.500
Transmisión
Tracción Trasera
Caja de cambios Manual; 6 velocidades
Dirección
Tipo Cremallera
Vueltas de volante 2,99
Unión al suelo / Frenos / Neumáticos
Eje delantero Geometría: Triángulos superpuestos. Muelle helicoidal.
Eje trasero Geometría: Multibrazo. Muelle helicoidal.
Frenos del/tras Disco ventilado de 323 mm / Disco ventilado de 302 mm
Ayudas/Frenos Servofreno. ABS.
Neumáticos 225/45 R 18
Carrocería
Tipo Coupé
Nº de plazas 4
Dimensiones (m): longitud/anchura/altura/batalla 4,430 / 1,770 / 1,340 / 2,700
Maletero (dm3) 290
Peso oficial (kg) 1.425
Depósito de combustible (litros) 61
Prestaciones
Velocidad máxima (km/h) 235
Acel. 0 a 100 km/h (s) 6,4
Consumo
Urbano (l/100 km) 15,8
Extraurbano (l/100 km) 8,9
Mixto (l/100 km) 11,4
Combustible Gasolina
ficha tecnica del RX8
Situación Delantero
Cilindrada (cm3) 1.308
Alimentación Gasolina: Sin Plomo 95 octanos. Inyección: Multipunto. Control de inyección: Electrónico. Intercooler: NO.
Potencia máxima (CV/rpm) 231 / 8.200
Par máximo (mkg/rpm) 21,53 / 5.500
Transmisión
Tracción Trasera
Caja de cambios Manual; 6 velocidades
Dirección
Tipo Cremallera
Vueltas de volante 2,99
Unión al suelo / Frenos / Neumáticos
Eje delantero Geometría: Triángulos superpuestos. Muelle helicoidal.
Eje trasero Geometría: Multibrazo. Muelle helicoidal.
Frenos del/tras Disco ventilado de 323 mm / Disco ventilado de 302 mm
Ayudas/Frenos Servofreno. ABS.
Neumáticos 225/45 R 18
Carrocería
Tipo Coupé
Nº de plazas 4
Dimensiones (m): longitud/anchura/altura/batalla 4,430 / 1,770 / 1,340 / 2,700
Maletero (dm3) 290
Peso oficial (kg) 1.425
Depósito de combustible (litros) 61
Prestaciones
Velocidad máxima (km/h) 235
Acel. 0 a 100 km/h (s) 6,4
Consumo
Urbano (l/100 km) 15,8
Extraurbano (l/100 km) 8,9
Mixto (l/100 km) 11,4
Combustible Gasolina
#9
Escrito 08 julio 2005 - 21:53:36
LA PRUEBA
Nos puede gustar mucho la paella, pero si un día tras otro la tienes para comer, llega a cansar. ¿No es cierto? Algo muy parecido sucede con los coches, la mayoría de ellos se parecen entre sí, con los matices que posee cada marca y cada segmento del mercado, pero pocos hay que posean unos rasgos tan peculiares ni tan excitantes como los del Mazda RX8, un coche, que, si lo equipararamos con un plato, sería una auténtica delicia oriental.
La presentación es inmejorable. El RX8 tiene un aspecto felino, como si fuera a saltar del asfalto y abalanzarse sobre su presa, pero esto se conjuga muy bien con unas líneas rectas y un frontal muy musculoso, con unos pasos de rueda de gran tamaño que remarcan su temperamento. Si se cumple el dicho que sentencia que se come con los ojos, ya estamos relamiéndonos.
Bonito por fuera, pero útil por dentro. Este Mazda, como iremos comprobando poco a poco, no es un deportivo corriente, pues es un coche perfectamente utilizable para el día a día. Cuenta con dos plazas traseras capaces de albergar a dos adultos con una comodidad correcta, aunque con algo de agobio, pues no hay ni un centímetro extra: el techo es algo bajo y el túnel de la transmisión, que hace las veces de zona para almacenar objetos, no permite demasiados movimientos. Al mismo tiempo, el maletero es ofrece mayor capacidad de carga de lo que cabría esperar. Con 345 litros y unas formas bastante regulares es posible albergar en él, como mínimo, un par de maletas de tamaño medio. Por esta cifra tan positiva, no obstante, se paga un precio que creemos es algo alto, pues este RX8 carece de neumático de repuesto convencional y de la llamada rueda de galleta. Lo máximo que ofrece es un kit antipinchazos del que no dudamos que sea muy útil, pero no nos parece de recibo que no se dé la opción al comprador de elegir una de las soluciones anteriormente mencionadas.
Interior racing
El interior está plagado de alusiones circulares en su diseño, un guiño que sirve para hacer referencia al motor rotativo que da poder al deportivo de Mazda. Es un coche que está bien acabado, los remates parecen resistentes y los ajustes dan sensación de durabilidad, lo que pasa es que los materiales no son de la calidad que cabríamos esperar, algo que decepciona un poco cuando nos montamos en el coche. Hay, sin embargo, algunos toques típicamente “racing” que nos han gustado bastante. Este es el caso del pedalier metálico, la palanca de cambios –muy pequeña y también metalizada y de la que hablaremos más tarde- y, sobre todo, el freno de mano, cuya estética es verdaderamente deportiva.
Los relojes son curiosos. Están enfocados hacia el conductor y las cuentarrevoluciones por minuto y el velocímetro están integrados en el mismo reloj, el primero de manera analógica, mientras que el segundo está en digital. En los otros dos se encuentra la temperatura del aceite y del agua, el nivel de combustible, el cuentakilómetros y la información sobre posibles malfuncionamientos. La verdad que una información muy completa.
Aparte, nos ha parecido un acierto que de serie se incluya el navegador, que se hace visible a través de una pantalla escamoteable situada sobre la consola central. La información sobre la climatización queda por debajo de la misma y no es muy visible, pues el contraste entre los números, en rojo, y el fondo no es el mejor y porque a poco que la luz solar lo toque, se convierte en casi invisible. Aparte, el funcionamiento de este elemento no nos ha terminado de convencer, pues pensamos que no genera tanto frío como es necesario, sobre todo en la tórrida época veraniega en nuestro país.
Nos ha dado la sensación de que la plaza del conductor es algo agobiante, sobre todo por anchura, pero los centímetros no suponen un problema, pues personas de talla alta y ancha caben suficientemente bien. El único pero es que si eres alto, debes viajar con el asiento muy abajo y casi dejarte caer en él cuando te introduces en el habitáculo. Una vez dentro, la postura correcta de conducción se consigue con bastante facilidad, pese a que el volante no puede regularse en profundidad.
Ya hemos hablado de la presentación de este manjar, pero para que realmente disfrutemos de él debemos saber cómo sacarle el máximo partido y apreciar todos sus matices y sabores.
Motor divertido
Arrancamos y el sonido del motor le añade algo de picante a nuestra vida, pues adelanta lo que vamos a vivir en breve. Miramos el cuentarrevoluciones y descubrimos que marca hasta 10.000 rpm, con una zona roja que comienza en las 8.500 rpm. Esto ya nos da una idea de las intenciones de este modelo. No nos vamos a aburrir.
Iniciamos la marcha y el sonido del motor sigue cautivándonos, suena como el de un ciclomotor cuando sube de vueltas y parece que no se cansa, pues, como decíamos más arriba, se estira hasta las 9.500 rpm. Este propulsor ofrece 231 CV de potencia máxima (a 8.200 rpm), pero su par, por la propia configuración del motor, no es demasiado brillante (21,5 mkg a 5.500 rpm). Para tratar de paliar este defectillo, los ingenieros de Mazda han optado por unos desarrollos del cambio muy ajustados, incluso en la quinta velocidad, que nos obligan a estar continuamente manejando la palanca, algo que no es, ni mucho menos, molesto, pues es rápido, preciso y con recorridos muy cortos. Una auténtica delicia que resulta adictiva. La sexta, por su parte es algo más larga, enfocada a ahorrar gasolina
Las prestaciones son buenas, pero respecto a sus rivales no son las mejores. Lo más destacado de este coche no son sus cifras en su lucha contra el cronómetro, sino las sensaciones que provoca. Así, ver como el motor se estira y se estira hasta las 9.000 rpm es una auténtica gozada para los amantes de la conducción pura. Además, esas subidas de régimen vienen acompañadas de un zumbido maravilloso, casi igualable al de un monoplaza de la Fórmula 1. En el lado negativo están las cifras de recuperación. En este sentido, el propulsor del Mazda paga su escasa cilindrada y pide a gritos que, si queremos diversión, no lo dejemos caer por debajo de las 4.000 rpm. Es por ello, que los consumos, logrados a velocidad constante por nuestro Centro Técnico (12,5 litros a los 100 km), se eleven de manera considerable a cifras superiores.
Renesis, la curiosa mecánica de Mazda
El motor rotativo del Mazda, conocido como Renesis (Rotatory Engine Genesis), tiene 1.368 centímetros cúbicos de cilindrada que se reparten en dos rotores en línea que desplazan una capacidad de 684 centímetros cúbicos. La configuración de este propulsor es totalmente diferente a la de los motores convencionales, pues no tiene sistema de distribución, válvulas, bielas o cigüeñal. La mezcla gasolina/aire la realizan tres inyectores. Las grandes ventajas de esta mecánica residen en la ligereza y el tamaño compacto de la misma, la facilidad en cuanto a su concepción y el buen rendimiento que poseen a la hora de trabajar en regímenes altos. El propulsor del RX8 es una evolución del que montaba el RX7, pero con la ventaja, según defiende la marca, de que han desaparecido los problemas que aquejaban a aquél: demasiado gasto de combustible y, lo que es peor, de aceite.
Propulsión posterior
Si nos ponemos a analizar el comportamiento dinámico, hemos de concluir que es un coche muy divertido, aunque, sorprendentemente lo es más en curvas abiertas que cerradas. En las primeras, el chasis muestra un carácter casi neutro que le permite al RX8 circular a velocidades muy elevadas; en las segundas, aparece un tren trasero algo delicado y que hace que el coche tienda al sobreviraje si le invitamos a ello. Este sobreviraje no es, sin embargo, demasiado brusco y queda atemperado por el control de estabilidad, que funciona a las mil maravillas y no es demasiado intrusivo. Puede desconectarse, al igual que el control de tracción, en dos fases: en la primera se deja algo de libertad, aunque ambos dispositivos entran en funcionamiento en caso necesario, mientras que en la segunda no hay intromisión alguna de estos dos elementos.
La dirección de asistencia eléctrica es bastante rápida en zonas viradas, aunque no transmite toda la información necesaria cuando afrontamos grandes vías a cruceros muy elevados. En estas situaciones, no "radiografía" el asfalto con precisión. Las suspensiones a su vez no son radicales ni excesivamente secas, incluso opinamos que, teniendo en cuenta el enfoque de este coche, son algo más blandas de lo esperado, sin que ello suponga una perdida de eficacia en la conducción, sino más bien un aumento de la comodidad -aunque no excesivo- para los ocupantes.
Uno de los aspectos más destacados en este apartado es el de los frenos. Funcionan con contundencia y eficacia, ofreciendo unas distancias de frenado inferiores a los 69 metros, una cifra muy destacada. Además, aguantan el uso continuado de manera notable, haciendo gala de una gran resistencia.
Muy bien equipado
Este manjar, además, viene dentro de un menú completo, pues no se echa de menos apenas nada en su equipamiento de serie. Trae, entre otros, airbag de conductor, acompañante, laterales y de cortina; radio CD con cargador, climatizador bizona, llantas de aleación, control de estabilidad y tracción, volante de cuero y navegador. Queda como única opción un ingrediente totalmente prescindible como el de la pintura metalizada (390 euros).
El RX8 cuesta 38.200 euros, un precio que es elevado o no dependiendo de las satisfacciones que saquemos de él. No tiene rivales puros, aunque por carácter podríamos emparejarlo con el Chrysler Crossfire, Nissan 350Z o el Alfa GT, todos ellos algo más baratos, pero no tan equipados como el modelo japonés ni con las posibilidades que da tener dos puertas traseras.
Nos puede gustar mucho la paella, pero si un día tras otro la tienes para comer, llega a cansar. ¿No es cierto? Algo muy parecido sucede con los coches, la mayoría de ellos se parecen entre sí, con los matices que posee cada marca y cada segmento del mercado, pero pocos hay que posean unos rasgos tan peculiares ni tan excitantes como los del Mazda RX8, un coche, que, si lo equipararamos con un plato, sería una auténtica delicia oriental.
La presentación es inmejorable. El RX8 tiene un aspecto felino, como si fuera a saltar del asfalto y abalanzarse sobre su presa, pero esto se conjuga muy bien con unas líneas rectas y un frontal muy musculoso, con unos pasos de rueda de gran tamaño que remarcan su temperamento. Si se cumple el dicho que sentencia que se come con los ojos, ya estamos relamiéndonos.
Bonito por fuera, pero útil por dentro. Este Mazda, como iremos comprobando poco a poco, no es un deportivo corriente, pues es un coche perfectamente utilizable para el día a día. Cuenta con dos plazas traseras capaces de albergar a dos adultos con una comodidad correcta, aunque con algo de agobio, pues no hay ni un centímetro extra: el techo es algo bajo y el túnel de la transmisión, que hace las veces de zona para almacenar objetos, no permite demasiados movimientos. Al mismo tiempo, el maletero es ofrece mayor capacidad de carga de lo que cabría esperar. Con 345 litros y unas formas bastante regulares es posible albergar en él, como mínimo, un par de maletas de tamaño medio. Por esta cifra tan positiva, no obstante, se paga un precio que creemos es algo alto, pues este RX8 carece de neumático de repuesto convencional y de la llamada rueda de galleta. Lo máximo que ofrece es un kit antipinchazos del que no dudamos que sea muy útil, pero no nos parece de recibo que no se dé la opción al comprador de elegir una de las soluciones anteriormente mencionadas.
Interior racing
El interior está plagado de alusiones circulares en su diseño, un guiño que sirve para hacer referencia al motor rotativo que da poder al deportivo de Mazda. Es un coche que está bien acabado, los remates parecen resistentes y los ajustes dan sensación de durabilidad, lo que pasa es que los materiales no son de la calidad que cabríamos esperar, algo que decepciona un poco cuando nos montamos en el coche. Hay, sin embargo, algunos toques típicamente “racing” que nos han gustado bastante. Este es el caso del pedalier metálico, la palanca de cambios –muy pequeña y también metalizada y de la que hablaremos más tarde- y, sobre todo, el freno de mano, cuya estética es verdaderamente deportiva.
Los relojes son curiosos. Están enfocados hacia el conductor y las cuentarrevoluciones por minuto y el velocímetro están integrados en el mismo reloj, el primero de manera analógica, mientras que el segundo está en digital. En los otros dos se encuentra la temperatura del aceite y del agua, el nivel de combustible, el cuentakilómetros y la información sobre posibles malfuncionamientos. La verdad que una información muy completa.
Aparte, nos ha parecido un acierto que de serie se incluya el navegador, que se hace visible a través de una pantalla escamoteable situada sobre la consola central. La información sobre la climatización queda por debajo de la misma y no es muy visible, pues el contraste entre los números, en rojo, y el fondo no es el mejor y porque a poco que la luz solar lo toque, se convierte en casi invisible. Aparte, el funcionamiento de este elemento no nos ha terminado de convencer, pues pensamos que no genera tanto frío como es necesario, sobre todo en la tórrida época veraniega en nuestro país.
Nos ha dado la sensación de que la plaza del conductor es algo agobiante, sobre todo por anchura, pero los centímetros no suponen un problema, pues personas de talla alta y ancha caben suficientemente bien. El único pero es que si eres alto, debes viajar con el asiento muy abajo y casi dejarte caer en él cuando te introduces en el habitáculo. Una vez dentro, la postura correcta de conducción se consigue con bastante facilidad, pese a que el volante no puede regularse en profundidad.
Ya hemos hablado de la presentación de este manjar, pero para que realmente disfrutemos de él debemos saber cómo sacarle el máximo partido y apreciar todos sus matices y sabores.
Motor divertido
Arrancamos y el sonido del motor le añade algo de picante a nuestra vida, pues adelanta lo que vamos a vivir en breve. Miramos el cuentarrevoluciones y descubrimos que marca hasta 10.000 rpm, con una zona roja que comienza en las 8.500 rpm. Esto ya nos da una idea de las intenciones de este modelo. No nos vamos a aburrir.
Iniciamos la marcha y el sonido del motor sigue cautivándonos, suena como el de un ciclomotor cuando sube de vueltas y parece que no se cansa, pues, como decíamos más arriba, se estira hasta las 9.500 rpm. Este propulsor ofrece 231 CV de potencia máxima (a 8.200 rpm), pero su par, por la propia configuración del motor, no es demasiado brillante (21,5 mkg a 5.500 rpm). Para tratar de paliar este defectillo, los ingenieros de Mazda han optado por unos desarrollos del cambio muy ajustados, incluso en la quinta velocidad, que nos obligan a estar continuamente manejando la palanca, algo que no es, ni mucho menos, molesto, pues es rápido, preciso y con recorridos muy cortos. Una auténtica delicia que resulta adictiva. La sexta, por su parte es algo más larga, enfocada a ahorrar gasolina
Las prestaciones son buenas, pero respecto a sus rivales no son las mejores. Lo más destacado de este coche no son sus cifras en su lucha contra el cronómetro, sino las sensaciones que provoca. Así, ver como el motor se estira y se estira hasta las 9.000 rpm es una auténtica gozada para los amantes de la conducción pura. Además, esas subidas de régimen vienen acompañadas de un zumbido maravilloso, casi igualable al de un monoplaza de la Fórmula 1. En el lado negativo están las cifras de recuperación. En este sentido, el propulsor del Mazda paga su escasa cilindrada y pide a gritos que, si queremos diversión, no lo dejemos caer por debajo de las 4.000 rpm. Es por ello, que los consumos, logrados a velocidad constante por nuestro Centro Técnico (12,5 litros a los 100 km), se eleven de manera considerable a cifras superiores.
Renesis, la curiosa mecánica de Mazda
El motor rotativo del Mazda, conocido como Renesis (Rotatory Engine Genesis), tiene 1.368 centímetros cúbicos de cilindrada que se reparten en dos rotores en línea que desplazan una capacidad de 684 centímetros cúbicos. La configuración de este propulsor es totalmente diferente a la de los motores convencionales, pues no tiene sistema de distribución, válvulas, bielas o cigüeñal. La mezcla gasolina/aire la realizan tres inyectores. Las grandes ventajas de esta mecánica residen en la ligereza y el tamaño compacto de la misma, la facilidad en cuanto a su concepción y el buen rendimiento que poseen a la hora de trabajar en regímenes altos. El propulsor del RX8 es una evolución del que montaba el RX7, pero con la ventaja, según defiende la marca, de que han desaparecido los problemas que aquejaban a aquél: demasiado gasto de combustible y, lo que es peor, de aceite.
Propulsión posterior
Si nos ponemos a analizar el comportamiento dinámico, hemos de concluir que es un coche muy divertido, aunque, sorprendentemente lo es más en curvas abiertas que cerradas. En las primeras, el chasis muestra un carácter casi neutro que le permite al RX8 circular a velocidades muy elevadas; en las segundas, aparece un tren trasero algo delicado y que hace que el coche tienda al sobreviraje si le invitamos a ello. Este sobreviraje no es, sin embargo, demasiado brusco y queda atemperado por el control de estabilidad, que funciona a las mil maravillas y no es demasiado intrusivo. Puede desconectarse, al igual que el control de tracción, en dos fases: en la primera se deja algo de libertad, aunque ambos dispositivos entran en funcionamiento en caso necesario, mientras que en la segunda no hay intromisión alguna de estos dos elementos.
La dirección de asistencia eléctrica es bastante rápida en zonas viradas, aunque no transmite toda la información necesaria cuando afrontamos grandes vías a cruceros muy elevados. En estas situaciones, no "radiografía" el asfalto con precisión. Las suspensiones a su vez no son radicales ni excesivamente secas, incluso opinamos que, teniendo en cuenta el enfoque de este coche, son algo más blandas de lo esperado, sin que ello suponga una perdida de eficacia en la conducción, sino más bien un aumento de la comodidad -aunque no excesivo- para los ocupantes.
Uno de los aspectos más destacados en este apartado es el de los frenos. Funcionan con contundencia y eficacia, ofreciendo unas distancias de frenado inferiores a los 69 metros, una cifra muy destacada. Además, aguantan el uso continuado de manera notable, haciendo gala de una gran resistencia.
Muy bien equipado
Este manjar, además, viene dentro de un menú completo, pues no se echa de menos apenas nada en su equipamiento de serie. Trae, entre otros, airbag de conductor, acompañante, laterales y de cortina; radio CD con cargador, climatizador bizona, llantas de aleación, control de estabilidad y tracción, volante de cuero y navegador. Queda como única opción un ingrediente totalmente prescindible como el de la pintura metalizada (390 euros).
El RX8 cuesta 38.200 euros, un precio que es elevado o no dependiendo de las satisfacciones que saquemos de él. No tiene rivales puros, aunque por carácter podríamos emparejarlo con el Chrysler Crossfire, Nissan 350Z o el Alfa GT, todos ellos algo más baratos, pero no tan equipados como el modelo japonés ni con las posibilidades que da tener dos puertas traseras.
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