La creación del PIVE –que se enmarca en el plan de reformas que el Gobierno ha presentado tras el Consejo de Ministros- acaba con un periodo de alta incertidumbre para el sector de la automoción, que ha celebrado la medida como “un paso en la buena dirección”. El pasado 28 de agosto el ministro de Industria, José Manuel Soria, abría la puerta a la reedición de los planes de ayudas a la sustitución de automóviles puestos en marcha por los últimos gobiernos socialistas. Sólo cinco días después el ministro reculaba y reconocía que “a día de hoy los recursos disponibles por parte del Gobierno no hacen posible recuperar el Renove».
Probablemente la marcha atrás de Soria se produjo tras recibir las quejas de fabricantes y vendedores, que creían que el prematuro anuncio de un nuevo Renove retraería aún más la compra de vehículos por parte de los consumidores. Sobre todo, teniendo en cuenta que pocos días después entraba en vigor el aumento del gravamen del IVA del 18 al 21% para el producto. Por eso, Gobierno y sector han mantenido desde entonces a esta parte discretos contactos para alumbrar el nuevo plan de ayudas.
La renovación del parque de vehículos constituye, según Industria, “una de las principales herramientas de promoción de la eficiencia energética en el transporte y la incorporación al mismo de nuevos modelos, con tecnología más eficientes”. El ministerio que dirige Soria estima que el ahorro energético asociado al PIVE ascenderá a 26,1 millones de litros de combustible al año. En términos económicos se traduce en un ahorro de 16 millones de euros anuales, a lo que habría que añadir una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de 54.000 toneladas al año.
Los beneficiarios
Los beneficiarios–particulares, profesionales, autónomos, microempresas y pymes-obtendrán las ayudas mediante el descuento correspondiente en los concesionarios que previamente se hayan adherido al programa. Industria aportará 1.000 euros, a los que habrá que sumar el descuento aplicado por el fabricante o importador del nuevo vehículo y que será, como mínimo, de otros 1.000 euros. La ayuda será compatible con otras vigentes “siempre y cuando éstas provengan de fondos propios de las Comunidades Autónomas y de fondos europeos”.
El programa –que se extenderá hasta el 31 de marzo o hasta el agotamiento de los fondos- está destinado a la adquisición de coches nuevos o, como mucho, de un año de antigüedad desde su primera matriculación. Además, deben estar clasificados como clase A o B en la base de datos del Instituto para Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) de consumo de carburantes y emisiones; ser eléctricos puros; o que utilicen combustibles fósiles alternativos (autogás, y gas natural). El acceso al plan tiene otro límite, esta vez de precio: el nuevo coche no deberá superar los 25.000 euros de precio antes de IVA, “excepto para los vehículos eléctricos, híbridos enchufables y de autonomía extendida”.
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