Esto es una serie autobiográfica en la que iré poniendo comentarios de un documental autobiográfico que ví en la tele, espero que sea de vuestro agrado. Trata sobre un ingeniero inglés y su paso por la f1
Capítulo 1: Los comienzos
Una de las cosas que digo en conferencias a gente joven, a toda clase de personas, es el refrán “la suerte es la preparación, mientras se espera por la oportunidad”. Y ese es mi mantra en la vida. Los imprevistos llegan, y si no estás preparado para ellos, no estarás preparado para aprovecharlos. Por tanto, mi objetivo es siempre entrenarme y prepararme, y trabajar con gente que me aporte buenas oportunidades. Mi filosofía es simpre ser el empleado perfecto, así que siempre que he trabajado por algo, he realizado mis obligaciones con el mayor estándar que he podido. Creo que es algo que mi padre y mi familia me han enseñado. Y fui muy afortunado de que mi primer mento fuera Patrick Head. Así que he empezado fuerte, he empezado con un tipo, con un tipo complicado, sí, pero un tipo que tenía buenos estándares, ambición y determinación. En aquellos tiempos lo seguía muy por detrás.
Yo era un aprendiz de ingeniería mecánica en la Reserva de Energía Atómica en Harwell. Para mí fue el aprendizaje indicado, no era el trabajo barato que desafortunadamente muchos becarios hacen. Fue un aprendizaje muy bien estructurado, hacía dos semanas en la Reserva (AERE), luego una en la universidad de Newbury, así que fue un curso dividido.
El primer año fue muy centrado en lo básico: te daban una pieza de metal basto y te decían que lo mecanizaras hasta conseguir una lámina de una pulgada cuadrada. Te enseñaban las habilidades básicas de un artesano. Yo era un fabricante de instrumentos y eso es ingeniería precisa, ingeniería fina, diríase. Aprendí a usar tornos y fresas, cómo soldar, cómo fabricar: todas las habilidades de ingeniería simple. Fue un curso de cuatro años de aprendiz, y sólo en el último o los dos últimos años me pusieron en los talleres fabricando piezas, pero aún seguía con mi aprendizaje. A través de esto conseguí un certificado nacional ordinario en ingeniería, y la siguiente fase sería conseguir el certificado nacional superior. Mientras estaba en el primer año para conseguirlo, en 1976, ví un anuncio en el periódico Reading Evening Post, puesto por Frank Williams.
Fui solo por curiosidad. Mi padre conocía a Frank, pero no usé eso. A lo mejor él hizo alguna conexión con el nombre, no tengo ni idea. Nunca se lo dije directamente, pero mi padre conocía muy bien a Frank, aunque fue Patrick Head el que me hizo la entrevista. Simplemente dimos una vuelta por el taller y él me daba piezas y me preguntaba “¿Puedes hacer esto?”, y yo recuerdo que me dió un soporte vertical, que, de hecho, era un soporte de magnesio fundido. Y me preguntó “¿Puedes mecanizar esto?”, y le respondí “Sí, no habría ningún problema”, y le expliqué cómo lo haría, el procedimiento y las herramientas que utilizaría, y él pareció aceptarlo.
Tenía 22 años entonces. Patrick me lo agradeció, pero no supe nada de ellos en un tiempo. Seis u ocho semanas. Y luego, una llamada telefónica preguntándome si quería trabajar con ellos. Y respondí, “estaría encantado, pero si pueden, mándenmelo por escrito porque me gustaría tener algo más sustancial.” Finalmente llegó la carta. Y pensé, bueno, estoy haciendo el superior de ingeniería, pero ya estoy un poco aburrido de trabajar en la Reserva de Energía Atómica, voy a dejarlo y a trabajar en el mundo del motor durante un año, y luego vuelvo a acabar los estudios, porque tengo aspiraciones de conseguir la licenciatura. Pensé… que haría un año en las carreras, a ver como iba.
Así que me uní a Patrick y a Frank (Frank Williams Racing Cars) en la calle Bennet de Reading. Le pregunté a Patrick por qué les llevara tanto tiempo decidirse. Aparentemente, yo era un segundo plato. El primer tío llegara, se pusiera a trabajar, no le gustó y desapareció. Yo era el retén. Así fue mi comienzo en el mundo del motor.
Esta primera fase no duró mucho, porque Frank estaba bastante pelado. El primer cheque me llegó un viernes y el lunes siguiente iría a cobrarlo al banco. Pero tan pronto llegaron los cheques, todo el mundo desapareció del taller. Cuando regresaron les pregunté, “¿dónde estabais todos?”, y me respondieron, “Estuviste lento amigo, si no cobras tu cheque lo antes posible, mañana ya no lo podrás cobrar.” Porque Frank andaba muy corto de dinero, y no todos los cheques del mes llegaban a pagarse. Aquellos fueron tiempos en los que vivíamos al día. Los chicos contaban historias sobre pagar ellos mismos la electricidad para seguir trabajando con Frank y mantenerlo en funcionamiento.
Walter Wolf (equipo de F1 en 1976) era el sponsor principal en aquel momento, y Frank tenía tales apuros económicos que cedió parte de la compañía al sponsor. La parte mala es que el sponsor puso de Jefe de equipo a Peter Warr, y Frank quedó relegado a director de márketing en 1977, puesto que, efectivamente, lo disgustó profundamente. A raíz de esos hechos, Frank y Patrick se fueron juntos de la compañía y fundaron Williams Grand Prix Engineering. A mí no me gustaba en lo que se había convertido Walter Wolf Racing. Permanecí en el equipo al principio de la temporada del 77 y ganamos nuestra primera carrera (mi primera carrera, también), con Jody Scheckter como piloto, el 9 de enero, pero me carcomía la idea de estar en competición solo por un período corto de tiempo.
Así que después de eso decidí dar un giro a mi carrera y me convertí en mecánico de Fórmula 3, cuando tuve la oportunidad, trabajando con Team March. Ellos tenían dos equipos en Fórmula 3, uno con fábrica en Bicester y otro con fábrica en Reading, lo cual era conveniente para mí. Durante esta etapa de mi vida fui medio nómada, porque muchas de las carreras eran por Europa. En un equipo de Fórmula 3 teníamos dos coches, un ingeniero, dos mecánicos y un ayudante. Al poco tiempo de empezar la temporada, el dinero de uno de los pilotos se agotó, y tuvimos que seguir con un solo coche. Así que recorrí Europa, y solía enredar a mis compañeros para compartir la conducción. El piloto que permaneció era un Brasileño, Aryon Cornelsen-Filho, cuyo mejor resultado fue una Pole en Snetterton. Recuerdo que su sponsor era Caixa Bank. Hice un año en Fórmula 3, un año que fue muy divertido. La primera carrera que hice en la copa de Pascua, en Thruxton. Nunca cambiara las relaciones de una caja de cambios de un coche en campo abierto (lo había hecho en una práctica de taller), así que cogí el manual de instrucciones y lo puse delante de mía, mientras los cambiaba. Mi jefe en March en ese momento pasó por dónde estaba y me soltó, “Esto no es muy profesional, ¿o qué?”, y le respondí, “Bueno, es más profesional que ponerlas mal.”
Max Mosley dirigía March, pero no tuve contacto con él aquel año. Nosotros éramos más bien un equipo satélite en Reading, que era en dónde March montaba sus motores. En Bicester tenían un taller pequeño y varios clientes en Fórmula 3, así que algunos coches tuvieron que salir para Reading porque no les llegaba el espacio. Fue un buen año, Mónaco, Austria, Monza, además del campeonato Británico. Estuve muy ocupado.
Al principio del 77 también conocí a mi mujer, Jean, así que estaba cortejándola mientras era mecánico de Fórmula 3. Así que tuvo una concepción bastante adecuada de lo que era el mundo de las carreras, lo aceptó y nos casamos ese mismo año. Ella vino a algunas carreras también, y nos hacía los sándwiches y el té. Que tiempos!
Próximamente, capítulo 2...