Varios grupos automovilísticos recortan su ganancia sobre ventas por la vuelta al descuento, tras el alza de precios por la escasez de chips. Tesla y Stellantis ganan la mitad que en 2023.
El iceberg ya está aquí, pero la orquesta sigue sonando en el sector del automóvil. Tras el ciclo virtuoso que vivieron los fabricantes de coches en 2022 y 2023 a causa de los beneficios disparados por la fuerte subida de los precios -principalmente por la caída de la producción ante la falta de microchips-, la industria está experimentando una corrección (severa en algunos casos) de los pingües beneficios obtenidos en años anteriores.
Las marcas de coches siguen ganando dinero, pero la comparativa con los datos de 2022 y 2023 da que pensar y ha hecho sonar la señal de alarma en los despachos de los grandes grupos de automoción, que, en su mayor parte, se enfrentan a menores volúmenes de facturación, beneficio y margen operativo.
En este entorno de corrección de la rentabilidad, la firma surcoreana Kia lidera la industria del automóvil global en cuanto a margen operativo, con un 13,1% en el primer semestre del año, siendo de las pocas compañías del sector que mejora su margen respecto a 2023, cuando logró un 12,6%. Tras Kia vienen dos compañías alemanas, Mercedes-Benz y BMW. Ambas recortaron su margen semestral, la primera pasó de un 13,8% en 2023 a un 10,9%, mientras que BMW logró un 10,8%, frente al 13,1% de 2023, según un informe de EY.
Estas firmas lideran la rentabilidad del automóvil en un entorno de caídas, en especial las contabilizadas por Stellantis (del 13,8% al 7,8%), Tesla (del 10,5% al 5,9%) o de Nissan (del 3,6% al 1,4%).
Los principales fabricantes de automóviles lograron un margen operativo semestral del 8%, la cifra más baja desde el dato negativo de 2020.
Este impacto en la rentabilidad se produce tras la situación de fuerte demanda por parte de los clientes combinada con una escasez de producción de vehículos nuevos en 2022 y 2023, motivada por la escasez de microchips, que provocó que los fabricantes de coches aumentaran el precio de los modelos nuevos, siguiendo la ley de oferta y demanda. El fin de esta etapa de beneficios históricos en el automóvil no hay que buscarlo únicamente en la recuperación de la disponibilidad de semiconductores en la industria del automóvil, ya que hay otros muchos factores que están afectando a un sector que atraviesa en la actualidad una profunda transformación.
El mayor acceso a los chips ha desencadenado una recuperación de la producción de vehículos y, por tanto, una vuelta a la normalidad y a la agresividad comercial de las marcas, que, a través de los descuentos, buscan ganar la partida a la competencia, en comparación con 2022 y 2023, cuando les quitaban los coches de las manos.
Frena la demanda
A esto se suma una ralentización de la demanda de coches por parte de los clientes, tanto de modelos de combustión como eléctricos, un factor vinculado a la incertidumbre de los consumidores sobre la tecnología a la que recurrir para su futuro coche, haciendo que algunas marcas frenen el lanzamiento de modelos, sobre todo eléctricos. Tampoco ayudan los problemas de la cadena de suministro.
"La lenta evolución de las ventas de automóviles eléctricos, junto con la incertidumbre sobre el futuro de los motores de combustión, desafía la estrategia productiva de los fabricantes de automóviles", explica a EXPANSIÓN el socio responsable de Automoción y Transporte de EY, Xavier Ferré, que añade que para solventar la presión sobre los márgenes, los fabricantes deberán ser "más selectivos" en sus inversiones, "priorizando aquellas áreas que les permitan fortalecer su propuesta de valor y su posición en el mercado global". "No significa sólo recortar costes, sino también invertir inteligentemente en tecnología, talento y capacidades que impulsen el crecimiento futuro", asegura Ferré.
Los japoneses al alza
Un fenómeno que ha distorsionado la tendencia a la baja de la rentabilidad de la industria automovilística en el primer semestre ha sido la evolución positiva experimentada por casi todos los principales fabricantes japoneses de vehículos (salvo Nissan o Mitsubishi). Así, grupos como Toyota, con un margen operativo del 10,6% (dos puntos más), Suzuki, con un 9,3% (+1,8 puntos), Honda, con un 7,3% (+2,4 puntos), o Mazda, con un 4,1% (+1,3), mejoraron su beneficio operativo sobre ventas. También creció General Motors, con un 8,6%.
En cuanto al beneficio operativo en cifras, el ránking semestral de la automoción lo encabezó la nipona Toyota, con un 14.746 millones de euros, un 39% de subida, por delante de Volkswagen, con 10.052 millones, un 11% menos, y de BMW, con 7.931 millones, un 18% menos.
Las compañías japonesas Honda (+79%), así como Mazda (+61%) y Suzuki (+51%) fueron las que más subieron hasta junio, mientras que Nissan (-58%), Stellantis (-51%) y Tesla (-45%) experimentaron las mayores caídas semestrales.
En la clasificación por volumen de negocio, el grupo alemán Volkswagen fue el que más dinero ingresó entre enero y junio de este año, con 158.800 millones, un 2% de aumento, seguido de Toyota, con 139.431 millones, un 13% de incremento, y también de Stellantis, que facturó 85.017 millones, lo que representa un descenso interanual del 14%. El ránking de incrementos de ingresos en el primer semestre estuvo también dominado por las enseñas niponas (Suzuki, Honda, Toyota, Mazda y Nissan), que coparon las cinco mayores subidas, mientras que Mitsubishi fue la novena que más elevó su cifra de negocio semestral.
"Aunque la debilidad del yen ha favorecido a los fabricantes japoneses, no debemos perder de vista que este es un factor externo", concluye el socio de Automoción de EY, Xavier Ferré.