No había casi prensa, ni público en busca de un autógrafo. Sólo lluvia. Las gotas del pasado que recibieron la llegada de Alonso al circuito de Asturias. El kárting de Echevarría espera en silencio la llegada del héroe, el campeón de F-1 que forjó buena parte de su talento en este trazado. Aparece el ovetense en un todoterreno y Genís Marcó sonríe, otro eco de su niñez, que le llevó de triunfo en triunfo por Europa. Con él se proclamó campeón mundial de karts en 1996. El mono de su última etapa en la categoría también le espera.
Este encuentro de viejos amigos tiene un motivo especial, que el número uno del mundo reciba su kart Fernando Alonso (FA). La primera unidad de este monoplaza de competición iba a estrenarla el asturiano este cinco de enero, con la pista empapada.
Se trata de una serie especial y de un regalo de doble dirección. Primero Fernando decidió ceder su nombre a Genís, para que pudiera utilizarlo como quisiera con el chasis que eligiera. Prefirió decantarse por Tonykart, una marca familiar también para el piloto de Renault, ya que con ella desarrolló buena parte de su carrera. Ahora es la pieza más codiciada dentro del mundo del kárting, y no sólo por sus altísimas prestaciones (alcanza, según la pista, más de 200 km/h), también por su decoración exclusiva, con los rayos del logo del asturiano y sus colores, amarillo, azul y rojo sobre fondo blanco. Esta cesión gratuita es todo un gesto para la familia Marcó.
La primera broma de la tarde se produjo en el vestuario. El padre de Alonso, José Luis, le llevó a su hijo dos equipaciones de sus años de adolescente en el kárting. Fernando Alonso se puso una vestimenta blanca que utilizó en su último período en los karts. Inspirada en la famosa roja y blanca con el nombre 'Alonzo' escrito en las piernas que lució en el podio de campeón júnior en Genk (Bélgica). Tal y como le gustaba llamarle erróneamente a los italianos. En este mono ha cambiado el azul y, pese a los años pasados, entra sin problemas.
Desde el 98 hasta ahora sólo se distingue la musculatura más marcada (pero con igual volumen) y el cuello deformado de un piloto de F-1. Algo que no se necesita en estos vehículos sin aerodinámica. Llega el momento de la acción y la pista está impracticable. En las primeras cinco vueltas con ruedas de seco (slicks), el ovetense ya se pegó varios sustos.
Para en los sencillos boxes y le ponen ruedas de agua. A pesar de lo encharcado de la pista, ataca a fondo y termina marcándose un trompo de consideración. 'El Niño' se divierte y fatiga sus brazos con los continuos contravolantes que exige este criadero de campeones. Después de diez minutos se terminan las fotos y un agradecido Alonso le dedica un casco de 2005 a Marcó: "Para Genís, que ha hecho posible que haya llegado a la F-1".
Pilotar en Karts es muy duro, no hay descansos
Correr en karts es muy duro. Debería practicarlo un poco más a menudo. No hay descanso y la dirección es más dura que un F-1". Esto es lo que confesó Alonso después de probar junto su antiguo mentor el nuevo monoplaza. Un kart como el Tony de 125cc y seis marchas, con 40 CV para sólo 85 kg y un motor puntiagudo y violento es realmente difícil de llevar en trazados tan virados como el asturiano. Y más en mojado. El trabajo se le acumuló como si le presionara Michael Schumacher en Imola. El ovetense destripa con sus palabras la dificultad de la clase inferior, en la que militó más de diez años.
Porque su R26 es una máquina tan perfecta que la dificultad no estriba tanto en el hecho de pilotarlo como ir con él más allá de su límite. Llevarlo todo un gran premio al 120%. Y soportar la concentración durante más de hora y media. Una comparación somera entre las dos máquinas del ovetense demuestra por qué los kart son la mejor escuela para la Fórmula 1. Su precio, además, no tiene nada que ver: unos 6.000 euros.
Su relación peso-potencia, de 2,125 kg/CV es mejor, por ejemplo, a la de un Fórmula 3. Y hay que irse a un monoplaza de las World Series para tener que manejar un vehículo con más capacidad de aceleración, pero también mucha más estabilidad. Y menos violencia al volante. Nada es comparable a los 0,8 kg/CV de un F-1, pero son coches que no lograrían girar siquiera en una pista de karts.
La otra dificultad de las grandes competiciones de estos pequeños coches es la cantidad enorme de participantes. De más de sesenta con parecida igualdad mecánica sólo puede quedar uno y cada serie es eliminatoria. Un piloto con mucho talento puede irse al traste a las primeras de cambio.
Fisichella, Trulli, Raikkonen, Button, Alonso... Buena parte de la parrilla actual ha destacado antes en los karts. Por algo será...
Editado por Pepe, 24 enero 2006 - 17:13:15.
