El sistema utiliza dos cámaras infrarrojas que se montan en la parte delantera del coche. Sus rayos infrarrojos barren un área de 80 metros por delante del coche y detectan a las personas, o animales, por el calor que emiten.
Cuando localizan un cuerpo que emite calor y, por tanto, vivo, unos sensores alertan al módulo informático de control, que determina la posición de ese ser en relación con el coche y determinan si existe riesgo de impacto, con lo que avisan al conductor para que lo evite.
Además, el Night Vision es capaz de deducir si lo que tiene delante es una persona, un animal o algún otro tipo de fuente de calor. De esa forma, aumenta o disminuye su cálculo del riesgo. Para comprender lo que tiene delante, el sofisticado dispositivo de Honda evalúa la altura y la silueta de lo que está viendo la cámara.
El conductor puede ver lo que se avecina a través de una pequeña pantalla que muestra, en blanco y negro, una visión infrarroja del entorno.
Este adelanto es el último desarrollo de la división de seguridad vial de Honda, que lleva años trabajando para mejorar la protección de los peatones. Fue pionera en presentar el primer “dummie” de un viandante, el Polar I, de 1988. Desde entonces, Honda no ha dejado de experimentar y de mejorar su oferta en este campo.
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