Escrito 11 March 2005 - 13:46:21
Hace unos meses os presentábamos una bonita y discreta preparación suiza que encontramos en una de nuestras aventuras a lo largo de las mejores concentraciones europeas, un Subaru Impreza al que llamamos Brown Pleasure. En esta ocasión, os traemos una preparación más radical creada a partir de la misma base, algo con lo que nos tropezamos en nuestra exploración australiana.
El protagonista de estas páginas es un modelo muy especial, sobre todo porque la preparación está casi en su totalidad localizada en el motor y no en la carrocería, como suele ser habitual en el mundillo de las personalizaciones. Pero aunque desde fuera se pueda pensar que estamos ante un familiar con unas llantas y poco más, lo cierto es que lo que estamos viendo es el Subaru Impreza más rápido de Australia... Y en tiempos el más veloz del mundo.
Para conseguir estas prestaciones de infarto ha sido necesario hacer una preparación a conciencia del motor en la que la seguridad era primordial. Para ello se instaló desde un embrague reforzado hasta piñonería de cambio especial que no permite al coche rodar hacia atrás.
El propulsor es una auténtica joya, y no es para menos, ya que ofrece la escalofriante cifra de 520 CV en banco de potencia. Para ello se ha instalado un turbo de mayores dimensiones y un intercooler agrandado y retocado de manera manual para conseguir una mejor refrigeración de todo el conjunto. Además de esto, se ha modificado desde la gestión de la inyección hasta el encendido y por supuesto la bomba de combustible, más potente para que la enorme fuerza de la aceleración del Subaru no deje a los conductos sin combustible. Y por si todo esto no fuera suficiente, una bombona de Óxido Nitroso Zex se encarga de aportar un empuje adicional a la preparación.
Gracias a estas modificaciones, las carreras del cuarto de milla australianas están animadas por toda una berlina familiar que llega la línea de meta en apenas 9,13 segundos a una velocidad de 239 Km/h... Y porque hay que frenar, ya que este Impreza podría alcanzar, incluso sobrepasar sin demasiados problemas, los 300 Km/h.
Además, para resistir el empuje, la aceleración y la frenada, los neumáticos montados son especiales para este tipo de competición, unos slicks de la marca Myckey Thomson especialmente diseñados para esta clase de torneos. En cuanto a la suspensión, curiosamente sólo se han cambiado los muelles por unos mucho más firmes y cortos que han sido fabricados especialmente para este modelo de manera artesanal por los chicos de Toni Rigoli Performance.
Y si las suspensiones siguen siendo las de serie, en el apartado de frenos sí que hay algunas modificaciones. Y no precisamente en el equipo de pinzas y discos, que siguen siendo los de serie, sino en un elemento muy útil cuando se trata de detener un vehículo de casi 1.500 Kg que va a más de 240 Km/h. Es decir, todo un paracaídas que consigue dejar el conjunto completamente parado en apenas unos metros.