La edad, a veces, es solo un número. Adolfo Rego, cercano a los 101 años -los cumple dentro de dos meses- disfruta la vida a todo gas. Atento, afable, risueño… y sobre ruedas. Y es que, pese a su longevidad, continúa conduciendo su Renault R21 por las calles de Nigrán sin ningún problema: “Nunca tuve un accidente porque sé mis limitaciones. Sé que soy muy mayor, a dónde puedo llegar y por eso nunca tuve ningún accidente”.
Lo utiliza para cosas puntuales, como acudir al banco, ir al médico o a Correos porque una dolencia en la pierna le impide caminar en exceso y “como todo está lejos, tengo que coger el coche. No puedo realizar andando un trayecto de un kilómetro”. Afirmó que la subida de la gasolina es algo que no le preocupa: “Con 30 litros puedo aguantar 2 meses perfectamente. No hago trayectos de más de 20 kilómetros”.
A Rego no le gusta estar parado. Después de una vida intensa, este centenario ourensano afincado en Nigrán echa de menos ir con su vehículo a su ciudad natal, donde se encuentra enterrada su mujer. “Ahora no puedo ir, sería mucho. Aunque yo estoy perfectamente, como cualquier otro conductor. Igual un día me animo, cojo el coche y voy hasta Madrid. Podría hacerlo”, señala Rego con absoluta convicción.
Echa la vista atrás pero no recuerda con cuántos años de carné cuenta, aunque sí su primer coche: “Tuve uno de los mejores vehículos del mundo, el Mini 500. En un momento donde para España la demora en recibirlo era de uno o dos años, un amigo me lo consiguió antes. Tanto, que aún no había sacado el carné”. Algún vecino incluso, por envidia, “me lo quiso comprar -explica- porque decía que era mucho coche para mí, me ofrecía más dinero de lo que me costó, pero no lo vendí”. Sin embargo, conseguir el permiso de circulación fue algo diferente a la fórmula de hoy en día: “El examinador no me acompañó. Simplemente recorrí el campo de una feria por donde me dijo... y aparcar. Lo saqué a la primera”.
Ahora, con su Renault, declara que está muy feliz pero que le irrita cuando le comentan de cambiarlo cuando sufre alguna avería. “Con casi 101 año no me voy a gastar más dinero en un coche. A mí me sirve, anda bien y lo cuido mucho”, señala el centenario conductor.
Rego relata con nostalgia los largos viajes que hizo a bordo de sus vehículos por toda la geografía española. Algo que, ahora, no puede realizar: “Cuando me jubilé fui con mi Seat Panda a Tarragona y lo hice muy bien en compañía de mi mujer. Luego, recorrimos Valencia y Cuenca. Ahora, hacer 20 kilómetros es una hazaña por mis limitaciones, aunque los podría hacer”, insiste.
Su edad, no obstante, es un problema para algunos vecinos que consideran que no está capacitado para conducir debido a su longevidad, aunque: “Yo tengo el psicotécnico pasado. Lo hago cada año. Me toca este mes y no sé si lo pasaré o no, pero no creo que haya problema”. “Si sucede algo -asume-, aunque no sea mi culpa, me van a criticar. Y eso me cabrea”.
Pero Rego es más que un conductor longevo. Dedicó casi toda su vida a su gran pasión, el deporte. Y en esa pasión también se encontraba el automovilismo: “Fui uno de los fundadores de la Escudería Ourense y estuve metido en todo lo que pude”. También fue un referente para el tiro olímpico y miembro de la comisión de las fiestas del Concello de Ourense durante nueve años. Además, fue nombrado caballero de la Orden de Legitimidad Proscripta (carlistas) en 1934, cuando todavía era un infante, compartiendo honor con ilustres como Ramón Valle Inclán, entre otros. Con casi 101 años Rego, con o sin vehículo, afirma que ya a su edad, lo que más le divierte es “cantarle a la vida”... y siempre con una sonrisa eterna.
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