- Sensor de lluvia. Creo hablar por la mayoría cuando digo que es un absoluto atraso. Nunca funciona correctamente. Prefiero el clásico intermitente.
- Suspensión. Tanto en las revistas como los propietarios hablan maravillas de ella, por algo será, pero a mí me resulta pelín dura. Acostumbrado a la comodidad, tanto de suspensión como de asientos, del 505 que también tengo, no me resulta del todo agradable, aunque tampoco está mal, cierto es.
- Cuando tienes agua en el maletero, bien porque haya llovido o lo acabes de lavar, al levantar el portón caen gotas en el interior del maletero. Un fallo de diseño, porque si tienes, como ha sido mi caso, una chaqueta tendida atrás, por ejemplo, se te moja. O unos papeles o lo que sea. Es hilar fino, pero es lo que hay.
- Visibilidad. Esto más bien es un mal endémico de los coches actuales. Tanto el pilar A como la vista hacia atrás no son sus mejores virtudes, pero como digo, está generalizado.
- Aspecto de la consola central. Un poco feucha. Cómoda de usar, cierto es, pero demasiado parca. Es que a mí me encanta la botonería

- Capacidad interior. Mala no es, pero si comparo con mi 505, que es casi 10 centímetros más corto, es inferior. Es más pequeño atras y el maletero es menor. Para mí es suficiente, pero no es su mejor virtud.
Todo esto, siendo puntilloso. No se me ocurre más
