Voy a hablar de sensaciones, porque es de lo único que creo que puedo decir algo. Del resto hay mil comentarios en Internet. Y me gustaría aclarar que soy un novato total en esto de los deportivos. Todo lo que he conducido han sido turismos, monovolúmenes, todoterrenos y motos. Siempre en plan tranquilo.
Hasta hace poco sólo me preocupaba ir de un sitio a otro sin problemas y cómodamente. Pero no se que me ha pasado que me ha picado la curiosidad por el S2000. Miré y busqué coches para tener algo divertido. Que no solo me transportase, sino que el viaje en si mismo fuera algo memorable. Nunca me ha gustado ir rápido, ni hacer el borrico con los coches. Pero si me gusta mucho la sensación de aceleración. Poder adelantar rápidamente y con garantías. No se si sabéis lo que es llevar un Mitsubishi Montero viejo por autopista. Hay que tener calma.
Tras ver muchos modelos con turbo el encanto del atmosférico del S2000 me atrajo como un agujero negro. Quizás me equivocaba. La patada del turbo era muy atractiva para mis pretensiones. Potencia a bajo régimen. Pero que se yo, el aspecto "viejoven" (gracias Muchachada) del Honda me encantó. Y me tiré a la piscina. Que bonico es el jodío.
Gracias a foros como este, vídeos en internet y toda la información online que hoy se puede encontrar, me animé. Creo que cuando no se tienen conocimientos ni información la red acude a nuestro rescate. Obviamente hay que tener, por lo menos, un poco de sentido común.
Buscando pude probar algunos coches. Tocados, la mayoría. Suspensiones, escapes... Ya sabéis lo que hay. Ese primer contacto disipó mis dudas iniciales. Iba por buen camino. También ayudó a convencer a mi santa esposa. Que cambió su gesto torcido por una sonrisa y empezó a decirme que qué hacía que todavía no había comprado el coche. Pero las cosas de palacio hay que tomárselas con calma.
Al final llegó el elegido. Porque todo en esta vida llega a un final. O a un principio, según se mire.
Primeras vueltas cortas con más miedo que vergüenza. No más de 20 km. No las cuento porque no merece ni la pena. Le hago unos pequeños ajustes al coche: discos de freno delanteros y líquido anticongelante. Y preparado para el viaje a casa.
400 km de autopista y nacional. Sudor en las manos. Las ruedas traseras lisas y lloviendo todo el camino. Acojonado por todo lo que había leído. Que si se va de culo, salidas de pista, trompos... No subí de 4.000 rpm. 80 a 100km/h. Con cuidado y tiento. Conociéndonos.
El tacto del freno duro. Parece que no frena. El volante pesado. El ruido del motor envolviendome todo el camino. Atronando a mis oídos inexpertos. Las suspensiones como piedras. El claqueteo del techo duro en cada irregularidad de la carretera. El sonido del relé de los limpias. Me encanta, nada de disimularlo tras un pitidito.
Mis manos sudan mucho. Hace mucho tiempo que no me sentía así. Voy nervioso todo el viaje. No hay tráfico pero lo que he leído hasta ahora no me permite relajarme.
Cuando el coche lleva un rato rodando el tacto del volante se hace más ligero o eso me parece. El sonido ya no molesta. Es como un susurro que te acuna. El tacto del cambio, del que tanto se ha comentado, me encanta. Es rudo, preciso, directo, elegante.
Los nervios siguen incluso tras aparcarlo en casa. Pero no ha pasado nada. Hemos llegado sanos y salvos. ¿Dónde están los sobrevirajes? ¿Es un S2000 descafeinado? ¿Dónde está ese salvajismo que caté brevemente en alguna de las pruebas? Me di cuenta que si lo conduzco con calma, como hasta ahora he conducido, es un coche "normal". Te lleva de un sitio a otro. Bueno. Mejor. Tenemos que conocernos.
Supongo que el coche es como el cachorro de una pantera, suave y tierno. Pero cuando crece debe enseñar sus garras.
Lo dejo unos días parado hasta que este domingo pasado voy a dar una vuelta con mi mujer. El suelo está mojado y sigo con las ruedas en las últimas. Casi todo el camino vamos de paseo. Se calienta el coche y cojo algo de confianza. Me decido a ir subiendo de 4.000 vueltas poco a poco. Sin ir rápido, con marchas cortas. En una recta seca sin tráfico saliendo de segunda decido estirar más allá. 5, bueno. 6, se va animando, 7, ¿pero que coño?. 8, me supera. Salimos a 30 por hora y unos instantes después pasábamos de 150. En algún momento debí cambiar de marcha pero no lo recuerdo. Decido bajar el ritmo. Por ahora me puede el coche a mi y así debe ser.
Tanteamos con la zona alta, para mi, del cuentarrevoluciones, un par de veces más cuando me sentí seguro. El motor empuja y sigue y no se cansa. No termina. ¿Es infinito? Esta claro que sólo he rozado las nubes. El cielo está muy lejos.
Nos volvemos a casa sonriendo. Estas sensaciones son las que buscaba. Y reconozco que estaba equivocado. No es sólo el empuje contra el asiento lo que importa. El sonido, aullido más bien, del motor, hace que todo cobre sentido. Es como una comida excelente que encima huele de rechupete. No puedo describir la sinfonía que sale de este cuatro cilindros, es algo sublime. Lejos quedan los motores diesel turbo que he llevado hasta ahora. Suenan roncos y agónicos, faltos de fuerzas. Todo lo dan abajo, arriba nada les queda. Este coche pide más. Pide que sigas. Te atrae con una golosina para sacar la tarta al final.
En resumidas cuentas. Me queda muchísimo que aprender. ¿Cómo será tener buenas ruedas? ¿Llevarlo alto más de unos instantes? ¿Coger así las curvas? ¿Tantear los deslizamientos? ¿Me acostumbraré a todo y acabaré aburrido?
No lo creo. No es solo la velocidad y el sonido como dije antes. Todo el conjunto resulta armonioso. El cambio, los asientos, los pedales... Todo. Ahora voy entendiendo porqué cada chinita del firme la noto en el volante, porqué me parecen duras las suspensiones. Todo está pensado. Está claro que este coche no tiene nada que ver con un monovolumen con motor gordo. Un deportivo es otra cosa. Algo diferente que estoy empezando a conocer.
Dentro de poco empezará el buen tiempo y habrá que salir descapotado. Otra cosa más para añadir a la lista.
Editado por hecatonchires, 06 abril 2016 - 11:19:05.