- Hola, estaba interesado en adquirir esta vivienda. Después de ver muchas nos encaja su situación, su estado, su orientación, su extensión..... ¿Nos puedes decir precio?
- Perfecto. El precio que he pensado son 280.000 euros.
- No me parece un precio «correcto» ¿Qué tal 230.000?
- Con todos los respetos, a mí sí me parece un precio «correcto». En fin, para acercar posturas podría rebajarle incluso 30.000 euros. Serían entonces 250.000 euros.
- Lo siento, ya te he dicho que no me parece un precio «correcto». Creo que el precio «correcto» es de 230.000 euros.
- Vaya. no nos vamos a poner de acuerdo. Tu percepción del precio «correcto» de mi casa no es la misma que la mía.
- Ya pero es que a mí la casa me gusta como te he dicho, e insisto en que su precio «correcto» es el de 230.000 euros. Has de comprenderlo.
- No, si yo lo comprendo, pero es que resulta que la casa es mía y el precio de venta lo fijo yo, que soy el dueño. Y si no convenimos uno que interese la casa seguirá siendo mía hasta que venga alguien que me ofrezca un precio que me interese y que YO, no él, considere «correcto», como tú señalas.
- Permíteme que insista. El precio correcto de esta casa es el de 230.000 euros, es el que señala en este libro que ha escrito un Señor llamado Lenin, y alguna Agencia Tributaria actual lo refrenda.
- Ya mira, pero es que yo soy más de Obama, que tiene un libro que dice que el precio lo fija icicialmente el vendedor, y que como tal tiene la facultad de aceptar o no la oferta que le hace el posible adquirente. Se llama esto Economía de Libre Mercado. Lo que tu amigo Lenin señala son precios objetivos, fijados por el estado, sin tener en cuenta libertad entre las partes y además me parece que según él la casa no sería mía sino de él, y por eso él es quien fija el precio, y lo que es peor, tú no la puedes comprar. En mi sistema, los precios son LIBRES y si te gustan bien y si no, pues lo siento. El precio viene dado por muchos factores, pero creo que hay un pensamiento que lo define bastante bien y que se le ocurrió a un tal Adam Smith, e incluso antes, allá por 1767. Se llama Ley de la Oferta y la demanda. Es viejo esto...
- Bueno, pero yo insisto. El precio «Correcto», No el de MERCADO, El mío, el «correcto» de esta casa es el que yo digo...
- Enga Vale adiós.
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Al tiempo......
- Hola de nuevo. Verás sigo interesado en tu casa ¿Has pensado cual sería el precio que te interesa?
- Vaya, se ve que has leído a Alfred Marshall..... Pues mira, sí, a mi mujer le han diagnosticado un cáncer y yo tengo tres hernias discales, y la casa tiene tres pisos y muchas escaleras, así que había decidido fijar el precio libremente, porque la casa es mía, en 180.000 euros, pero como a tí el precio «correcto» te parecía era de 230.000 euros pues ya está. VENDIDA en 230.000 euros.
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